Un cielo marrón en el horizonte

La derrota en manos de Platense puede explicarse, como en muchos preceptos del fútbol, desde atrás hacia adelante. En la tarde soleada de Caballito, la clave estuvo menos en la efectividad de la visita y las chances desperdiciadas por el lado de Oeste y sí mejor basadas en el orden que en todas sus líneas el vencedor sostuvo.

Con la “desgracia” de un penal polémico y canjeado por gol a través de Susvielles, jugados apenas 6 minutos del encuentro, se aceleró el proceso de degradación en el equipo de Jorge Cordon, que rato después volvería a sufrir otro cachetazo obra de Infante. Una invitación temprana al nerviosismo y a echar por tierra los planes basados sobre la hipótesis de un arranque favorable, tal como sucedería en Morón.

El descuento de Bordacahar, facilitado por De Olivera y sus guantes aceitosos, puso en partido a  Ferro cuando todavía restaba más de una hora de juego. Pero esa conquista no devolvió las condiciones materiales para hacerle frente a un conjunto “Calamar” que tenía claridad en sus intenciones,  y recalcamos, orden, sólidez en su línea de cuatro, transiciones rápidas y permanente juego a las espaldas de la defensa anfitriona.

Ferro monopolizaba la tenencia del balón tratando de ejercer la paciencia pero depositando finalmente en la expresión individual del “Chapu” o un poquito de lío con  Ramírez o Asprea. Entendía que el arquero de “Tense” no estaba seguro (hecho demostrado en su blooper que derivó en gol) y entonces la prueba permanente al disparo de media y larga distancia pero siempre lejos de la red. Siquiera un beso a los palos. Para peor, los pocos mano a mano fueron definidos sin el calor necesario.

Así el primer tiempo feneció con esperanzas, no tanto por la producción colectiva, sino por la mínima diferencia que separaba al castigo de un resultado más decoroso. 

Para el complemento, aún con los ingresos de Toloza y Maidana que apuntaron a recuperar presencia en el área “marrón” y un poco más de creatividad y cambio de ritmo en el mediocampo, no se vió una historia muy diferente a la que sufrimos los primeros 45 minutos. 

Platense acusó algún desgaste, reculó para jugarse plenamente a liquidar de contragolpe y resistió los embates de un Ferro que apretó, generó un par de chances concretas, pero nunca terminó de pisar a fondo el acelerador ni tampoco de lograr esa acción desequilibrante que le concediera al menos rescatar un puntito.

Con poco y orden, los de Saavedra se terminaron encaramando hacia la cima de esta primera etapa de un torneo pandémico e improvisado pero igual de importante porque sigue siendo la vía de regreso a la élite del fútbol argentino. 

Con poco y falta de cohesión, y siempre recordando que los pibes de la cantera están dando la cara ante el desmantelamiento del plantel y la acumulación de lesiones, la “Cordoneta” sigue con su andar averiado y lamentando la ausencia de repuestos.

Hay intenciones nobles pero hoy las matemáticas apremian. Quedará para las próximas fechas, cruciales aunque la primer pelea ya este algo alejada, ver como se sostiene la contención anímica y la urgente aparición de respuestas futbolísticas para enderezar el camino y confiar en segundas oportunidades. 

Actitud y compromiso no escasea: solo ese último toque de distinción para destacar en una competencia pareja y que nunca dará tregua.

Fotos: Daniel E. Silva para Ferro Energía Verde

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