En la previa sabíamos que iba a ser una parada díficil. Principalmente porque Ferro llegaba a su encuentro con Temperley con casi la mitad de su estructura en baja por lesiones: Olivarez en defensa, Asprea, Maidana y Busse en el medio y los delanteros Bordacahar y Toloza. Bajo ese panorama, Cordon tuvo que ingeniárselas para poner en el campo un equipo casi de emergencia.
La primera media hora de juego fue bastante intrascendente en cuanto a riesgos en cada área. El conjunto verdolaga apostó a copar el mediocampo, principalmente para cortar el circuito futbolístico del “Gasolero” y luego buscar sociedades espontáneas para la contra y apostar a la presencia de Pulicastro en el área.
Aquella era la insinuación, pero concretamente todo era muy tibio. Temperley despertó repentinamente de su letargo a los 32 minutos con dos jugadas sucesivas protagonizadas por Machucha que pusieron en jaque al arco de Bailo. Primero con un remate salvado por Mazur en la línea y después estrellando la pelota en el travesaño. Un severo toque de atención para Oeste que pudo irse tranquilo a los vestuarios a replantear el resto del partido.
Con más intensidad que ideas claras, Temperley salió decidido a quebrar el marcador y a los 11 minutos del segundo tiempo Baldunciel logró el cometido. Golpe duro para el verde, pero quizá no demasiado inesperado para las condiciones y el desarrollo lógico del match.
Ferro intentó reacomodar la línea media para retomar el concepto inicial y buscar el empate. Los ingresos de Ortega y Ramírez por Pugh y Brandán fueron en esa dirección pero la mejoría no llegó. El once de Perazzo con muy poquito dominaba las acciones aunque sin inquietar a Bailo, salvo en un tiro libre ejecutado por Ellacopulos contenido acertadamente por el guardameta santafesino.
Cordon volvió a mover al banco en busca de respuestas poniendo a Souto por Murillo y a Chávez por Miranda. La reestructuración siguió sin dar resultados futbolísticos, aunque física y anímicamente el equipo se veía entero.
Con esa entereza aún en la adversidad y la búsqueda desordenada pero llevada con bastante dignidad, casi llega el empate en una sucesión de tiros de esquina sobre el final. La suerte y las manos de Papaleo dijeron que no y así Ferro terminó sufriendo su primera decepción en este torneo de transición.