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Punto de ansiedad

Fue una tarde dónde Ferro pudo haberse quedado con las manos vacías o embolsar tres puntos que le aseguraban estar más cerca de confirmar su presencia en el reducido por el ascenso. Pero enfrente llegaba Los Andes, equipo que también quiere ingresar a la pelea por un lugar en la Primera División.
Urgido de un triunfo que le permita tomar distancia de Santamarina y adueñarse del tercer puesto, Ferro salió al campo con una ansiedad que no lo dejaba tomar las mejores decisiones. El conjunto de Lomas de Zamora, al que tampoco le faltaban nervios, tomaría la iniciativa y avisaría de vez en cuando a las puertas del arco defendido por Limousin.
Con el tándem Olivares-Galeano en la producción ofensiva y buscando siempre la presencia de Noriega, el milrayitas daba la impresión de estar interpretando mejor su libreto ante un Ferro que no encontraba los conductores por donde encarar el trámite. Sin embargo, pasadas algunas zozobras, el verdolaga calmaría los pies y Bazán de a poco iría abriendo e indicando los espacios para herir a la visita. Llegando a los 30 minutos el 10 de Oeste iniciaría y culminaría una jugada para poner el 1 a 0. Luego de un pase largo desde mitad de cancha buscando la cabeza de Salmerón en el rol de pivot, el “Pupi” le dejaría servida la pelota a Gómez que apostado en el sector izquierdo sólo tuvo que atinar a mandar el centro para que la carrera de Bazán hacia el área encontrara su premio. El riojano daba los lineamientos para el ataque y además abría el marcador. Todo parecía ir sobre rieles para afrontar la segunda etapa con más calma.
Ferro saldría con la típica paciencia para desarrollar su propuesta y apostó a liquidar el resultado de contragolpe aprovechando el apuro de Los Andes por conseguir la igualdad. La claridad de conceptos se mostraba en el verdolaga mientras que el rival no podía contra una actitud colectiva que tenía su eje fundamental en Alderete para la recuperación y distribución de la pelota en el mediocampo.
Pero alcanzando los 20 minutos del complemento, en un acción rápida por izquierda, Noriega incursiona en el área buscando el centro ante el cruce de Mazur, a quién empujó, Laverni se hizo el sota, y con un Limousin ya apremiado que poco pudo hacer, marcaría el empate.
Así como en el primer tiempo el gol de Ferro llegó en su momento más complicado, el conjunto de Lomas de Zamora igualaba cuando el verdolaga estaba más firme. Volver a empezar.
Ferro pagaba caro su relajo y Broggi rápidamente echó mano al banco. Medina por Bazán y Coll por Vernetti fueron las variantes, pero ninguno puso la creatividad ni el riesgo deseado.
A contrarreloj pero sin desesperarse, Ferro buscaba algo más que el puntito y ya no basaba todo en el contragolpe. Quería confirmar su puesto en el reducido. Y la ansiedad volvía para trastocar los planes. El despliegue era con ganas, huevos, pero sin el punzón para arrojar al esférico hacia la red.
El encuentro se volcó hacia una espiral sin retorno dónde Los Andes se puso mañoso e incitaba al verdolaga a sumarse a la carroña. El negocio le convenía más al milrayitas que a Ferro que terminó recriminando, y con razón en varias situaciones, una y otra vez los fallos de Laverni.
Puro nervio, mucha actitud para ir al frente y buscar aún con nubarrrones la felicidad para Caballito. Lo pudo ganar Ferro y también Los Andes. A uno se lo impidió su propia impericia. Al otro la seguridad de Limousin.  El tiempo dirá a quién le sirvió más este resultado.
Sumar se sumó y por el momento, seguimos soñando.

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