La ilusión continúa en el freezer. Ferro recibió otro baldazo de realizad em casa, otra vez un equipo sin respuestas. San Martín se tomó la partida en serio y se llevó tres puntos casi sin despeinarse. El conjunto de Grelak mantiene su falta de ideas, de reacción, hasta de alma. La gente, bancándose el fresquito, no fue recompensada siquiera por algo de entrega.
De arranque el trámite mostró lo que iba a ser la tarde: el Ciruja, bien parado, ocupando inteligentemente los espacios, siempre se mostró más solido que su rival. Aunque las acciones mantenían cierta paridad, la sensación de endeblez que emanaba Ferro ante cada contragolpe del rival, no daba tranquilidad.
La primer bofetada cayó tras un centro que Ferrario no pudo controlar, dejándole el balón servido a Esquivel para que definiera con precisión y desarmar al Verde en 15 minutos del primer tiempo.
Ferro intentó adelantar sus líneas en busca del empate pero manteniendo la carencia de profundidad y dejándole espacios al Santo para tener chance de aumentar el marcador.
Del complemento no hace falta hablar. Dejó aun más en evidencia todos los problemas de un Ferro atrapado ya no sólo en la dinámica de la irregularidad en cuánto a resultados, sino en un declive permanente con ausencia de ideas, revulsivos e incapacidad para generar peligro en el arco rival.
La visita a falta de 10 minutos para el final, pegó otra vez por intermedio de Esquivel, sellando el triunfo y exponiendo la fragilidad futbolística y anímica de un Oeste que nunca estuvo a la altura de las circunstancias.
Daniel E. Silva
