En un partido con más lucha que fútbol, que se jugó a puertas cerradas por las medidas preventivas al Coronavirus, Ferro y Chicago empataron 1 a 1.
Ferro tenía en sus manos la inmejorable chance para acomodarse en puestos de reducido tras el empate de Temperley con Estudiantes de Buenos Aires. Un triunfo le daría al Verdolaga la ocasión para pegar el zarpazo y finalizar la fecha superando a los de Turdera.
Conspiraban una cancha dónde casi nunca vimos la victoria y el rival de Mataderos que cuando peor le va, más nos suele complicar.
Así se desarrolló un partido de alta intensidad pero no por el juego, sino por la rispidez con la que ambos conjuntos salieron a disputar el balón.
Soprendió Chicago a los 13 minutos por intermedio de Asenjo, luego que Melo meta la pausa y termine asistiendo ante un floja marca de Mazur a la altura del punto penal.
Hasta ese momento muy poco había demostrado el verde de Caballito. Luchaba, pero sin encontrar claridad para arrimar peligro hacia el arco de Minaglia. La pelota parada fue el arma que tuvo a mano en tres oportunidades pero ni Busse ni Canto fueron lo suficientemente finos para lograr la igualdad antes de irse al descanso.
En el arranque del complemento los dirigidos por Labruna estuvieron cerca de ampliar el score con un disparo de Miceli que fue potente pero por fortuna salió desviado.
Cordon echó mano y mandó al terreno a Tomás Asprea por Miranda, tratando de resolver la falta de velocidad y punch que le faltaba. Esa variante ofensiva mejoró la pobre performance y a los 17′ el Ex-Comunicaciones desbordó y habilitó a Toloza, que haciendo gala de su efectividad logró empardar el trámite.
Oeste recargó sus pilas y se inclinó a someter al Verdinegro que se volvió más cauteloso y ya no apostaba tanto a su convicción y sí al error ajeno.
Pero el impulso que Ferro trataba de imprimir no se reflejaba en claridad para la definición y la última media hora de juego permaneció áspera, con más lucha que ideas, y el empate terminó siendo un consuelo para dos realidades distintas.
VIDEO: EL GOL DE TOLOZA