Ferro despertó en la agonía y sigue aferrado a la ilusión

Aquel instante tal vez milagroso fue el partido. Porque el Verdolaga no puso en práctica en la mayor parte del trámite sus mejores herramientas. Desconectado en sus líneas, enredado en la trampa planificada por De La Riva, no pudo desplegar la presión alta ni el juego veloz característico.  Con los laterales contenidos, Toloza aislado, Busse impreciso y apenas los destellos de Tesuri para ofrecer algo de vértigo en la ofensiva, todo resultaba insuficiente para que el conjunto de Caballito pueda abrir el marcador.

Pero enfrente tuvo en Mitre un rival que no fue dominante, aunque en un par de ocasiones provocó a la figura de Andrés Bailo, que le brindó oxígeno para animarse a dejar el alma en el último sprint, para despertar a tiempo de la siesta generalizada.

Fue el alma de los encantados por la alquimia verde de Jorge Luis Cordon lo que ganó un sufrido match. El coraje que no alcanzó frente a Atlanta pero hoy fue suficiente para que el tren retome su marcha triunfal.
Ferro no gustó ni goleó: ganó, nos dió una caricia a tan golpeado corazón y nos permite seguir aferrados a la esperanza de volver a ser.