Se respiraba clima de final en Caballito. Mucha gente agolpada en las boleterías y una demora inesperada que retrasó el inicio del partido, le agregaba tensión a la previa. Tensión que se mantuvo en los 90 y pico de minutos disputados.
Ambos conjuntos se jugaban mucho: el Verdolaga la posibilidad de meterse de lleno al reducido por el ascenso y el Cervecero de alimentar su flaco promedio que lo tiene a punto de perder la categoría.
Arrancó más prolija la visita, focalizando su juego por los costados con la manija de Obregón e intentando sorprender con Niell y Blanco. Siempre con una ayudita de la obligada dupla Olivarez-Lazzaroni que desde el arranque no pudo coordinar bien y facilitaba las resoluciones ofensivas del rival.
Ferro de a poco fue ganando el dominio del balón y comenzó a generar peligro con la iniciativa del siempre aguerrido “Chapu” Bordacahar en buena sociedad con Enzo Díaz. Las proyecciones de Ferrari y Grana eran otro condimento para sumar en ataque y la visita ya tomaba más recaudos.
Ninguno pudo sacarse ventaja en el primer tiempo y guardaron sus gritos para el complemento.
Al regreso del vestuario Ferro mantuvo su juego al ras del césped y merecía estar arriba en el marcador. La justicia llegó a los 12 minutos con un desborde y centro de Ferrari para el ingreso letal de Bordacahar que desató la locura en el colmado Arquitecto Etcheverri.
Parecía que la cancha se inclinaba de manera definitiva hacia el local pero a los 21′ Lazzaroni volvió a equivocarse y marcó mal a Blanco, dejándole el camino libre para encontrarse frente a Bailo y definir sin mayores inconvenientes.
A partir de ahí el trámite ingresó en una lucha constante por el predominio del mediocampo, con el
Verde generando mayor presión y vértigo. Ledesma se convirtió en figura ahogando el grito de Enzo Díaz en un mano a mano y el de Gómez al evitar que su remate de tiro libre se colara al ángulo.
A puro nerviosismo hasta el pitazo final, la tarde se fue cerrando con otra actuación lamentable de Ramiro López en perjuicio de Ferro, quién no cobró un clarísimo penal sobre Murillo y dejó muchas dudas en sus fallos, acertando únicamente en la expulsión de Bellone (codazo) ya en tiempo de descuento.
Fue empate, más amargo para Quilmes y con un poco de satisfacción para Oeste que lleva siete jornadas invicto desde la asunción de Jorge Cordon, va por el camino correcto amén de cualquier resultado y aún conserva esperanzas para entrar al octogonal.
Todavía soñamos.
