Ferrito lindo, los corazones…

El verdolaga llegaba a Monterrey a disputar la primer fase de la Liga de las Américas 2018, a la cuál podría decirse entró casi por la ventana tras la deserción de un representante venezolano por problemas económicos, con un poquito más de incógnitas que de certezas.

Un presente irregular en el certamen local, luego de un arranque a toda máquina, ponía a prueba al conjunto de Oeste que volvía al plano internacional en materia basquetbolística luego de tres décadas. 
Los obstáculos a vencer en primera instancia eran las dos cuadrillas mexicanas que animan su torneo en los últimos años, Soles de Mexicali y Fuerza Regia, el más goleador y el actual campeón respectivamente. Luego estaban los Capitanes de Arecibo, representantes de Puerto Rico, que si bien tuvieron que conformar el plantel a último momento, contaba con nombres y el recaudo que hay tener siempre con los boricuas, sobre todo por su despliegue físico en altura y velocidad.
Lejos de achicarse y especular con la propuesta de sus rivales, Ferro puso condiciones desde el viernes cuando le tocó debutar con el equipo de Baja California. Haciendo de la defensa un estandarte, Ferro le bajó el goleo a su contricante, supo mantener ventaja, pero sufrió en el cierre cuando los fronterizos se pusieron a dos puntos y el fantasma que venía persiguiendo al Oeste en el tiro del final sobrevoló por unos segundos. Sobrevoló pero no aterrizó y la victoria se fue para el lado de Caballito. Inyección anímica y triunfo vital para encarar los compromisos posteriores.
Luego fue el turno de enfrentar a Capitanes de Arecibo, que presentaba individualidades interesantes pero con un funcionamiento colectivo poco aceitado. Lo opuesto a Ferro, que basó siempre su juego en un esquema solidario desde el manejo implacable de Franco Balbi, el corazón de Mauro Cosolito la potencia de “Nacho” Alessio en la zona pintada, las apariciones certeras de “Loku” Cuello y Kevin Hernandez, la frescura de Gramajo y el aporte de los extranjeros, sobretodo de Aaron Harper, que estuvieron a la altura. El hecho de por momentos “bailar” a los boricuas y superar la barrera de los 100 puntos generó una fiebre de sábado por la noche dónde había que pellizcarse para caer que no era un sueño: era una realidad, Ferro volviendo a la máxima competencia americana y dándose algunos lujos.
Y a pesar del récord de 2 jugados – 2 ganados, aún la clasificación a la semifinal no estaba asegurada. Tenía que ganar Fuerza Regia sobre Soles de Mexicali para llegar al último choque con esa tranquilidad. Y en una batalla que se definió en tiempo suplementario, los regiomontanos tras ir abajo en el marcador, supieron darlo vuelta y no sólo hacer explotar de alegría a sus aficionados sino también a los verdolagas.
El cierre del domingo enfrentando a Oeste y a los Regios que ya clasificados, únicamente definían el primer y segundo puesto de la tabla, ante un gran marco festivo, fue la frutilla del postre. Sin relajarse, pero con algunas reservas para volver con resto a la Liga Nacional, Ferro superó puesto por puesto a los locales que a pesar del aliento y la necesidad de buscar la victoria para satisfacer a su público, no pudo encontrarle la vuelta al envión verdolaga que llegó a sacar ventaja de 21 puntos y terminó regulando el trámite sin complicaciones.
Chicharra final, gargantas afónicas y lágrimas en ese grupo de valientes hinchas de Ferro que con el trapo de “La Barra del Pibe Sodita” viajaron hasta el norte de México para apoyar al equipo, abrazos de satisfacción y alegría en los jugadores que nunca subestimaron a sus rivales y creyeron en si mismos cuando muchos dudaban del papel que podían llegar a desempeñar. 
Ferro atendió el llamado de la historia, como tenía que hacerlo, como lo dicta el legado de Najnudel: con humildad, carácter, alma colectiva y caballerosidad deportiva.
Ferro está en semifinales de la Liga de las Américas, demostrando que no está solamente cubriendo una plaza por invitación, sino que también es consecuencia de un trabajo dirigencial a largo plazo, poniendo a relucir la camiseta verde en competencias continentales luego de casi 30 años de ostracismo. 
Ferro sueña en grande, pero con los pies sobre la tierra.

Daniel E. Silva

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