¿Sufriendo un poco? Sí. ¿Con errores? También. ¿Dos victorias al hilo? Sí, aunque usted no lo crea.
En apenas tres fechas, el interinato de Jorge Cordon logró recomponer la forma de un equipo desvencijado con destino de B Metro y dotarlo de una identidad: la que ya conocemos y fue vilmente bastardeada.
Sin discursos grandilocuentes y el simple objetivo de poner las cosas en su lugar.
Sin inventar puestos antinaturales o tácticas inocuas para la categoría, aún bajo la ausencia de muchos protagonistas por lesiones o bajos rendimientos.
Sin miedo alguno a plantear las cosas que a su parecer se hicieron mal y a pesar de ello, reciclar las malas decisiones ajenas en elecciones al alcance de la realidad y la urgencia.
El sentido común de Cordon para aplicar una maniobra de emergencia que sacar al Verdolaga del fondo de la tabla dió rápido sus resultados.
Luego del traspié en Mendoza, donde no mereció la derrota, el desahogo en casa ante Chaco For Ever y la buena performance durante la fría y lluviosa tarde de Santiago, no quedan dudas que el barco no debería cambiar su capitán en este momento.
No solamente por la cosecha positiva de puntos, que al final es lo que cuenta, sino justamente por la personalidad y aplomo que mostró el conjunto verde. Algo que durante el ciclo Sara casi nunca asomó, sea por los motivos que fuere.
Hoy no solo mandan los números.
El corazón también nos dice que es “por acá” y no hacia donde dicta la billetera de turno.
DANIEL E. SILVA