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La improvisación mató al fútbol

(Foto: Nicolás Galuya / Diario Uno Mendoza)

Los malos resultados no mienten: reflejan la consecución de 18 años penando en la “B”. De fórmulas que se agotan en menos de 10 fechas. De diferentes técnicos y sistemas, de refuerzos que vienen a Caballito a tomarse vacaciones. De juveniles enviados al campo como carne de cañón cuando los generales están perdiendo la batalla. Ni siquiera contamos con gurkas que vayan con el cuchillo entre los dientes por la guita.
La historia de las últimas dos décadas en el fútbol en Ferro Carril Oeste es una tragedia constante que nunca encuentra responsables. Dónde nunca se dan explicaciones ni existe un discurso honesto. Todos los torneos deglutimos la prédica del “vamos por todo”, del “pleno al ascenso”, de los bocazas que dicen “vine para ser campéon” y terminan en el fondo de la tabla.
La desilusión, el hastío, se volvieron sentimientos difíciles de expulsar en el seno del hincha.
Alejaron a la gente de la cancha. Hasta de los televisores y las transmisiones radiales.
La improvisación, junto con la terquedad en las sucesivas subcomisiones, mataron al fútbol de Ferro.

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