Cada inicio de torneo renueva las esperanzas. Algunas caras nuevas, otras conocidas. Planteos tácticos más o menos arriesgados. Pero Ferro, ahora bajo las órdenes de Fabio Radaelli, continuó la comisión de ineficacia y el hábito místico de agradecerle a San Bailo y sus palos, el no haber recibido una goleada.
San Martín desde los primeros minutos mostró su ambición de dominar las acciones. Puso en aprietos reales a la última línea verdolaga. Mientras el local crecía, Ferro apostaba a sorprender de contragolpe y tocando siempre por abajo, evitando la tentación del pelotazo. Pero sin demasiada capacidad creativa en el mediocampo, con Itabel, Gómez, Vernetti y Affranchino inconexos e imprecisos hacia Moreira Aldana, único hombre de punta.
Si bien en ciertos pasajes de la primera etapa y el inicio del complemento hubo chispazos y una luz dentro del oscuro túnel futbolístico de Oeste, el golazo de Galeano a los 17′ del complemento comenzó a dejar sin efecto el esquema de Radaelli de un juego prolijo, que no rife el balón. Esa intención persistió hasta el final del partido pero sin desnivelar ni asustar, salvo un cabezazo agónico de Barsottini que terminó desviado.
Amén del desarrollo general del encuentro, hubo una jugada que pudo haber cambiado la historia: el árbitro Ramiro López no sancionó con penal una evidente infracción de Serrano sobre Moreira Aldana a los 36′ de la primera etapa. El único error grosero del hombre de negro en todo el partido, que perjudicó claramente al verdolaga.
Fue derrota, dura en muchos aspectos por lo que significa el arranque de un campeonato, dónde siempre están las ilusiones y expectativas al mango. Muy poco para rescatar, salvo el manifiesto visible del D.T. con su apuesta al toque, pero que sus intérpretes tradujeron en “fulbito” y escasa profundidad.
Habrá que recurrir a la paciencia, sabemos que el “Lechuga” morirá en la suya y no renunciará a su esquema. Dependerá principalmente de los actores en el campo de juego lograr que la prédica se transforme en acción.
Habrá que recurrir a la paciencia, esperanza es lo que nos sobra, aunque en este preciso instante podamos sentirnos como Alex, el personaje de La Naranja Mecánica, viendo en esta nueva caída una y otra vez las escenas trágicas del pasado.
TRES ESTRELLAS
Párrafo aparte para el papelón de Signia (la nueva marca de indumentaria que viste a Ferro) que estampó en los pantalones el escudo de la Institución con tres estrellas en la parte superior. En la camiseta se lucían de manera correcta las insignias correspondientes a los campeonatos nacionales obtenidos en 1982 y 1984. Llevaron a Tucumán parte de la utilería del básquet, deporte que si lleva tres títulos o es solo una cuestión de futurología?
o (SM), 23’ Pérez (FCO), 45’ Sánchez (FCO). ST: 8’