Ferro no levanta cabeza y sigue al borde del abismo
La temperatura al final del partido fue un infierno, literal. Los insultos bajaban de la tribuna como lluvia ácida: cada vez más seguidos, cada vez más duros. No es solo
La temperatura al final del partido fue un infierno, literal. Los insultos bajaban de la tribuna como lluvia ácida: cada vez más seguidos, cada vez más duros. No es solo calentura del momento; viene de arrastre, porque esto de perder y encima perder feo ya es costumbre en Caballito. Era casi inevitable: Ferro, otra vez licuando la ilusión (ahora la de no descender) contra San Miguel. Dejó ir otro partido clave y ahora está a un punto de los puestos de descenso en la Zona A.
Quedan tres fechas y si alguien encuentra una pizca de esperanza, que la comparta. El presente es el peor de todos los imaginados. Ya pasó la ida de Grelak, llegó el “Huevo” Rondina, pero nada cambió. El equipo está en caída libre, con una sola victoria en 15 partidos (¡15!, y nada de bonito) y cada cruce es una pesadilla nueva.
El que te liquida es siempre el otro. Sí, de nuevo con la complicidad de una terrorífica defensa que celebra Halloween cada fin de semana, Bruno Nasta clavó un zapatazo desde afuera del área. Adentro y a cobrar para que San Miguel, en una realidad totalmente opuesta, trepe al tercer lugar en la tabla, acariciando ese Reducido que Ferro solo puede mirar de lejos. Demasiado lejos.
Ferro está que arde –y no para bien. El microclima en Caballito no aguanta una derrota más y el contexto ya no sólo es meramente deportivo: trasciende directamente a la política del club, a una dirigencia no solo cuestionada por los magros resultados futbolísticos. La Asamblea General Ordinaria del próximo 28 de septiembre será una oportunidad para saber si la crisis va más allá del césped. Una crisis que parece no tener solución.
Quién no ve la gravedad, es cómplice o se tapa los ojos porque duele.
Daniel E. Silva