Había mucho en juego en el duelo frente a Maipú. Un rival adverso de los últimos tiempos (4 derrotas y 1 empate) que llegaba puntero y con el ingrediente de que el Verdolaga no ganaba en casa desde septiembre del año pasado.
El revitalizador triunfo en Salta, que además cortó una sequía goleadora, le inyectó al conjunto de Grelak unas buenas dosis de optimismo para encarar la jornada frente a su público. Y lo demostró con creces.
En el arranque la visita se plantó de igual a igual, pronosticando un match de ida y vuelta, difícil e intenso. Pero toda previsión fue desterrada cuando a los 8 minutos Benegas dió su primer golpe tras un centro rasante de Ayala, permitiendo no solo llevar tranquilidad al Etcheverri sino también marcar su debut en la red.

Tres minutos después, casi como un calco, apareció de nuevo el lateral verde para asistir al joven de El Dorado y dejar atontado al Botellero, que tras la apertura del marcador intentó reaccionar pero sufrió al instante un mazazo del que no supo reponerse por completo a lo largo de la noche.

Con la ventaja tempranera, Ferro se dedicó hasta el pitazo final de Zamora a concentrar el dominio de la pelota, sufriendo solamente cuando cometía errores no forzados y algunas salidas en falso.
Esos desaciertos por parte del local eran la única esperanza de lograr un descuento para el Cruzado, porque nunca tuvo las fuerzas para imponerse y revertir la situación, siendo poco efectivo en el par de ocasiones que tuvo frente a Monetti.
En el complemento Ferro contó con chances para aumentar el marcador y llegar al cierre con más holgura, pero la historia estaba destinada a que fuera el día de Mateo. Otro misionero que a base de sacrificio y humildad, quiere darle goles y felicidad a un barrio, como alguna vez un tal Noremberg lo hizo allá por la década del 80.
Daniel E. Silva
Foto: Redacción Energía Verde