Ferro volvió a sonreír en casa, tras superar con gol de Gabriel Díaz a San Miguel.
Fue un partido chato, donde al Verdolaga le costó reencontrarse con un juego fluido producto de la férrea disciplina táctica del rival que propuso un trámite áspero y trabado.
La pelota parada fue la clave para que un formidable centro de Ricky Blanco encontrase la cabeza del capitán de Oeste.
Eso bastó para reingresar en zona de reducido y llegar al enfrentamiento con Quilmes el próximo domingo con más optimismo.