No levanta cabeza el equipo de Radaelli. Los refuerzos están muy por debajo de la jerarquía que implica la lucha por el ascenso a la Primera División. El producto de la cantera corre el riesgo de ser “quemado” ante la irrelevancia de los supuestos “experimentados”. Claro ejemplo de Franco Aragón, jugador que no fue tenido en cuenta para la pretemporada, hoy hizo banco y entro para jugar 25 minutos por “Tarrito” Pérez.
Yendo directamente al desarrollo del partido, en el primer tiempo vimos a un Ferro con transiciones lentas y desordenado a la hora de atacar. La más clara y de las pocas que tuvo, fue a la media hora de juego cuando Echeverría quedo sólo frente al arco pero su remate salió desviado.
Sí, el único mano a mano de Oeste, lo tuvo de partícpe a un marcador central que estaba a punto de volver a su posición defensiva y se vió en la necesidad de apostarse en área rival para intentar abrir el score. De los dos delanteros, Moreira Aldana y García muy poco, casi nada.
El paraguayo fue un fantasma, que además de ser víctima de la inoperancia creativa de los volantes, tampoco se molestó mucho en generar los espacios. Un fantasma que fue reemplazado desde el inicio del complemento por Bruno Barranco, que exigió un poco más y por lo menos pateó al arco. Pero también sufrió el agotamiento de un esquema inútil.
Mientras que el ex Brown de Adrogué, también mejoró en la segunda etapa. Tuvo de cabeza algunas chances pero poco hirientes, que ni siquiera lograron levantar a los plateístas de sus butacas.
El segundo tiempo fue más de lo mismo, pero con algo que se veía venir: el gol de los entrerrianos. La visita, que apostando el contragolpe, tocando rápido y simple, siempre dió signos de alerta a una defensa verdolaga que casi siempre quedaba en desventaja numérica. Y entre la displicencia y lentitud (también en el fondo) del verde apareció a los 23 minutos el remate de Zagarzazú para poner justicia.
Sí, justicia porque Juventud era más con menos, lastimaba y tenía claro a qué jugar. Ferro nunca supo como resolver el trámite y sólo atinaba al agradecimiento constante para el arquero Bailo, que poco pudo hacer para evitar esta vez la caída.
La desventaja no hizo más que desnudar las carencias técnicas y actitudinales de Oeste, que pareció no sentirse herido y poco hizo para revertir la situación. Continuó sin velocidad, con pases largos e infructíferos, chocando una y otra vez con la pared de la impotencia.
Esa impotencia de ver que mientras el Club crece en materia social, deportiva y se inauguran ginmasios, el fútbol, la primer disciplina oficial de la institución, está lisa y llanamente muerto: sin esperanzas, sin ilusión, sin directiva capacitada, con un estadio semi-abandonado y un césped destruido. El panorama no es alentador.
La resurrección? Complicada.
dos: ST: 16’ Affranchino (FCO), 28’ Barranco (FCO), 35’ Sosa (JU)