Amor clasificado

(Foto: Ferro Energía Verde)

Este fin de semana Ferro logró su segundo objetivo de la temporada. El primero, pregonado desde el inicio por el DT Marcelo Broggi se cumplió bastantes fechas atrás: cosechar los puntos necesarios para escapar a la pelea de los promedios.
Luego, la sucesión de triunfos permitió revelar que se iría en busca de uno de los dos ascensos en pugna. Algo que parecía utópico y de a poco se fue haciendo manifiesta la intención de jugadores, cuerpo técnico y directivos de ir por la vuelta a Primera.
La buena noticia y el alivio habían llegado el sábado cuando Villa Dalmine caía con Boca Unidos y sin jugar, Ferro ya se aseguraba en lugar en el repechaje. No obstante había que ganar para mantener el tercer puesto que te permite definir de local en la primera instancia del reducido. Y el verdolaga lo logró. Costó no mucho mas de lo previsto ya que los mendocinos se jugaban la vida por hacerse de algún punto que los mantenga con vida en la categoría.
Ferro apostó a desequilibrar con un Bazán bien abierto por el sector izquierdo y la búsqueda permanente de Víctor Gomez para aprovechar su velocidad y mantener al “Pupi” Salmerón bien dispuesto para recibir alguna habilitación que lo ponga mano a mano con Alasia. Por la derecha Vernetti se enfocaba a incursionar con su típica diagonal cuando Alderete o Mozzo descargaban en él sus recuperos.
Pero las buenas intenciones se veían truncas con la buena labor del mediocampo de Gimnasia que ofrecía una dura batalla con los incansables Giménez y Carrizo que aunaban esfuerzos con Carranza que era el eje fundamental de la creación y ataque de la visita.
Ambos conjuntos, Ferro con más paciencia y reservando fuerzas a futuro y el “lobo” con un poquito más de nervios por su apremiante situación, tuvieron chances óptimas para abrir el marcador hasta que de a poco y promediando los primeros 30 minutos el trámite fue cayendo en un pozo que hizo mantener el cero en cada arco.
La segunda etapa arrancó con un Ferro más decidido, empujado por el aliento de la tribuna y la platea que quería la victoria para redondear el festejo que significa tener la oportunidad de pelear un ascenso. Fue entonces que todas las líneas comenzaron a soltarse un poquito más y a sumar voluntades en ataque. En los huecos que dejaba Ferro, veía su oportunidad Gimnasia para acercarse a Limousin que no tuvo que pasar demasiadas zozobras, a pesar que se sufrían algunas desavenencias defensivas.
El cero parecía inamovible hasta que Broggi implementa los cambios en los últimos 15 minutos de juegos. Manda al campo a Medina por un extenuado y poco efectivo Gómez. Al “Tati” Coll por un Bazán que metía ganas pero no conseguía claridad. Y finalmente a Ezequiel Perez por Vernetti de buen partido pero que denotaba un agotamiento por tanto esfuerzo en su tarea mixta de creatividad y contención por la derecha.
Con tres hombres bien fresquitos Ferro fue por la victoria y la consiguió. Peréz lo vió decidido a Mazur con la intención de encarar el área y con un pase cruzado le dejó al “polaquito” servido el cara a cara con el guardameta mendocino. El 3 de Oeste no dudó y con una definición de antología marcó el 1-0 que sería el definitivo y su debut en la red.  Delirio instantáneo que se propagó de manera expansiva por todo el barrio. Tengo huevos, meto caño y ahora tengo un gol, un amor clasificado cantó el Rodrigo de Caballito.
Ese baldazo de agua fría para los dirigidos por Labruna les cortó las piernas y el verdolaga manejó a su antojo los últimos minutos para que al momento del pitazo final todo se funda en un festejo merecido.
Clasificación en el bolsillo, pero aún queda una parada más. El próximo domingo en Santiago del Estero habrá que ir en busca de otra victoria que nos siga asegurando el tercer puesto.
Seguimos soñando…

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