Un Ferro que venía dulce, volvió a conocer la derrota. Fue 2-0 en el distrito bonaerense de Gral. San Martín y pudo haber sido mas abultado si Limousin no atajaba ese penal en la agonía del partido o Chacarita hubiera acertado mejor sus tantísimas ocasiones de gol.
La sacó barata el equipo de Broggi en el primer tiempo, porque la desconcertación (y desconcentración) general de sus jugadores le facilitó todos los caminos al “funebrero” para generar peligro a diestra y siniestra. Desde todos los sectores del campo de juego venían los embates del local y la figura del arquero verdolaga se acrecentaba de manera proporcionalmente inversa a la de sus compañeros, que no podían dar tres pases seguidos y proponer alguna idea concreta en pos de equilibrar las acciones.
Durante los primeros 20 minutos, el monólogo de Chaca era preocupante desde el punto de vista verdolaga que no mostraba nada de lo producido en las últimas fechas. Daba la sensación que Ferro ya había entrado mal plantado desde el vestuario, sin los conceptos claros y el once verdolaga más que intentar una respuesta, se resignaba al ruego de que la primera etapa finalizara lo más rápido posible. Y mantener el cero en el arco propio el objetivo primordial. Porque de intentos de doblegar al rival, nada.
Pero el convencimiento de Chaca y los horrores de la línea defensiva de Oeste, lograron que el marcador se abriera en el momento oportuno para desterrar la lógica de mantener la valla invicta. Maldonado ponía el 1-0 tricolor y nublaba aún más a Ferro, que continuó autista.
Diez minutos después, Menéndez sepultaría cualquier atisbo de reacción (sí es que la hubo) marcando el 2-0. Chacarita se apoderaba del partido, sumía a un Ferro inexpresivo a una crisis de identidad, ya que no mostraba nada de su mejor reportorio. Ni Bazan, ni Vernetti, Ni Coll generaban el fútbol necesario para abastecer a un solitario Salmerón que chocaba, chocaba, pero no se le abrían ni le facilitaban espacios para indicar el camino hacia el descuento.
Sobre el cierre del primer tiempo, existiría una jugada polémica donde la pelota impacte en el brazo de Nizzo. Reclamo que el referí Ariel Penel dejó sin efecto, negando la oportunidad de aunque sea tener una chance desde los doce pasos para vislumbrar una luz en la tarde de Villa Maipú.
El complemento arrancaría sin cambios en Ferro, que salía con los once del inicio a tratar de remontar la historia. Mientras esperabamos que el shampoo de Broggi lavara la cabeza de un equipo desconocido y borrara esa percepción poco optimista que nos retrotraía a capítulos pesadillescos del torneo.
Quince minutos tardó el DT verdolaga para mandar al terreno a los delanteros Vizcarra y Gómez, en reemplazo de dos desdibujados Vernetti y Bazán. Apenas se acomodaron las variantes, Ferro comenzó a experimentar una leve mejoría y Salmerón ya no sentía tan solitario. Buscando tanto por izquierda como por el sector opuesto, a fuerza de garra y más concentración (las que brillaron por su ausencia anteriormente) se creaban situaciones y Chacarita, un poco más relajado por la ventaja obtenida, cedía algo de protagonismo.
Pero esa furia que duró no mucho más que veinte minutos se apagó y el local volvería a tomar las riendas definitivamente hasta el cierre del encuentro, dónde marró un penal gracias a la expertiz de Limousin impidiendo que el regreso a Caballito no fuera más humillante. De Yapa, Sainz se iría castigado con tarjeta roja.
Se cerró así, el telón de la jornada 28, con la bronca de no haber podido lograr un resultado que nos aferrara más a la pelea del reducido por el ascenso y de continuar sin victorias como visitantes: la última fue ocho fechas atrás en Mendoza, derrotando a Gimnasia y Esgrima.