Luego de una racha adversa, gritamos victoria nuevamente derrotando a Unión de Mar del Plata 2 a 0 con goles de Salmerón y Vernetti. El verdolaga se recuperó en muchos aspectos futbolísticos que justificaron el resultado que pudo haber sido mucho más abultado.
Por el momento, la pálida imágen que el verdolaga dejó semanas atrás en la derrota con Estudiantes de San Luis, o los 90 minutos disputados por la Copa Argentina dónde una tarde estupenda de Limousin nos llevó a definir por penales la clasifición obtenida, se disipó o al menos le dió oxígeno a Broggi sobre todo, para encarar con más tranquilidad y optimismo el compromiso venidero frente a Los Andes.
Al principio del encuentro, a Ferro le costó encontrar los caminos para llegar al arco defendido por Losada. La disposición táctica implicaba tener a Bazán, Coll y Vernetti manejando los hilos del ataque y teniendo como referencia en el área a Salmerón. Si bien las intenciones estaban definidas y la apuesta a un plan ofensivo basado en recuperar la pelota y utilizar esos tres jugadores para hilvanar contragolpes rápidos o variantes en la definición, Ferro no podía hacer pie y caía en imprecisiones cuando se adueñaba de la pelota o dudas en la última línea cuando un limitado pero inicialmente ambicioso equipo marplatense avisaba que si dormías, podía dar la sorpresa en Caballito.
Pero casi llegando a los quince minutos de un trámite que iba con ropa de siesta y al borde de iniciar una nueva pesadilla, el panorama gris tomó otro color cuando comenzaron a aparecer esos nombres que deben portar el candelero de la lucidez fútbolística en Ferro.
El “Tati” Coll desde el propio terreno vió como desmarcado a Bazán y le envió un pase a larga distancia para que el riojano la baje de pecho le saque ventaja a Manzoco en la carrera y habilite al “Pupi” Salmerón que de primera y con su derecha coloque el balón hacia el segundo palo y decretara el 1-0.
Allí comenzó a verse otro Ferro. Si bien se había concretado la ventaja, las imprecisiones y los circuitos de creación todavía no estaban alcanzando su mejor expresión en la tarde de Caballito. Unión fue a buscar el empate pero ya no estaba frente a la defensa dubitativa y nerviosa del primer cuarto de juego, Frontini y Sainz se acoplaron a la perfección, y en los laterales Mazur y Casais no sufrieron demasiados inconvenientes, dandóles la oportunidad de ir volcándose de a poco a la proyección por sus respectivas bandas.
Cuando finalmente a la visita se le iban agotando los recursos para lograr el empate, comenzó a tranquilizarse el juego verdolaga y a demostrar que podía ofrecer esta disposición táctica y su interpretación en el campo de juego. En el primer gol, algo se pudo apreciar.
Promediando la primera etapa ya se veía que el segundo gol podía tardar menos de lo esperado en venir, porque Bazán iba suelto por todo el frente de ataque y tenia las llaves para abrir el área de Unión; porque Coll no tan atado a un rol específico y alternando entre la línea y el centro generaba más desequilibrio que solamente siendo el lanzador de pelotazos al que se había convertido en los últimos tiempos,porque Vernetti aún sin jugar en su puesto natural era otra variante cuando desboradaba por la derecha y allanaba otro camino para generar peligro y porque Salmerón con sus mañas, experiencia y sacrificio cumplía a la perfección el rol de capitán, de acechador permanente, arrastrador de marcas y motivador de compañeros.
Y efectivamente a los 31 minutos en otra manifestación en contra de todas las críticas que dimos en las últimas fechas, apareció esa nueva sociedad conformada por Bazán y Coll. Escalando por el sector izquierdo y en una avance parecido al de la primera anotación, Coll sacó un pase rasante para que aparezca el pie de Vernetti ante la salida de Losada y demoliera por completo las expectativas del rival. 2 a 0 y el ambiente ya era otro en Caballito. No más lágrimas.
La última etapa fue un monólogo de Ferro. Con la paciencia de arrancar el complemento con la ventaja de dos goles las piernas se aflojaron, las idea táctica comenzó a fluir con más nítidez y el marcador pudo haberse ampliado. Solamente faltaron cinco pal’ peso en el fin de las jugadas.
Respiró Broggi, que con un cambio estratégico pudo lograr la victoria, amén de un regreso de los jugadores a esa actitud y ansias de protagonismo que parecían perdidas.
Vendrá el resurgimiento a partir de aquí? Es lo que esperamos.